Rodolfo Montes de Oca
Son pocas las personas que dejan
una huella de fuego en mis memorias, una de ellas, sin duda, es Gustavo
Rodrigues, un anarquista descendiente de cubanos con muchísimos años en las
trincheras por un mejor porvenir. Con una mirada vivaz y el clásico
temperamento fuerte de los irreductibles. Tuve el placer de conocerlo durante
el Foro Social Alternativo (FSA) celebrado en Caracas paralelo al Foro Social Mundial
(FSM) que había sido cooptado desde sus inicios por un puñado de voceros del
gobierno de turno para hacer propaganda oficialista y secuestrando cualquier
vestigio de autonomía y debate.
Durante ese encuentro al cual asistió como delegado del mítico Movimiento
Libertario Cubano en el Exilio (MLC-E), tuve la oportunidad de entrevistarlo
sobre un “fósil histórico” que perturbaba mi tranquilidad. La Cruz Negra Anarquista
de Latinoamérica (CNA-Latinoamérica) aquí les va su historia…
¿Cuándo surge y por qué nace la Cruz Negra Anarquista Latinoamérica?
Más o menos ¿de qué años hablamos? ¿de qué década?
Hablamos de los ochenta. Ya para mediados
de la década habíamos conformado una suerte de sección en el estado de Florida
del Anarchist Black Cross, con un par de compas de Miami, otro de Fort
Lauderdale, una pareja de Tampa y, otro compa de Saint Petersburg. Los
compañeros de Miami, el compa de Fort Lauderdale y yo, éramos de procedencia
latinoamericana. Pero, realmente era algo inoperante, en aquellos tiempos el acceso
a Internet era una cuestión de ciencia ficción, muy pocas personas lo usaban;
la comunicación era telefónica o vía fax cuando era de carácter urgente o a
través del correo postal que demoraba de tres a cinco días cuando era
correspondencia local. Esto hacía difícil o tortuosa la coordinación. Poco
tiempo después el compañero chileno exilado en Fort Lauderdele se muda a la
ciudad de Miami y, esto nos permitió no sólo estrechar los vínculos y la
comunicación sino dar inicio a un colectivo que, en poco tiempo, se convirtió
en CNA Latinoamericana.
¿Por qué deciden tomar las viejas siglas para esta
iniciativa en vez de usar otras?
Como te comento, por esos años había un
resurgir de esta propuesta, retomando su nombre original de Anarchist Black
Cross o Cruz Negra Anarquista, especialmente en Estados Unidos, Canadá y varios
países de Europa. Que recuerde había varias secciones en Reino Unido, creo que
en Dinamarca y Finlandia, realmente no me acuerdo si ya para esas fechas había
una sección Finlandia pero, en Estados Unidos habían comenzado a aparecer
secciones como hongos en temporada. Lo que me parece importante señalar aquí es
que este resurgir de la CNA
no fue producto de un capricho nostálgico sino que respondía a una necesidad
específica: el significativo aumento de compañeros y compañeras anarquistas
tras las rejas víctimas de la represión estatal –bueno, vale señalar que cuando
digo víctimas no es que intente presentarlos como mártires inocentes
sacrificados por las ideas que los Estados mantenían en sus cárceles para
sentar el ejemplo etc., NO, así con mayúsculas.
Precisamente ese era
el motivo principal por el que se retomaban las viejas siglas de la CNA. A diferencia de las
organizaciones burguesas legalistas y en pro de los derechos humanos, del tipo
de Human Right Watch, Amnistía Internacional, Americas Watch y otras
organizaciones religiosas, nosotros no exigíamos la condición de preso de
conciencia; al contrario, hacíamos hincapié en que eran compañeros presos por
atacar en lo concreto al Estado-capital, lo que los convertía en presos
políticos y en prisioneros de guerra pero, tampoco subrayábamos esta
“categoría” con la intención de apegarnos a los tratados internacionales en
materia de guerra, tipo el tratado de Ginebra, sino con la intención de
presentar de manera enfática la lucha a muerte contra el Estado-capital. No
podemos olvidar que para finales de la década del setenta y durante todos los
ochenta, el accionar contestatario anarquista tomo auge de manera significativa
a nivel internacional, sobran ejemplos en Italia, Francia, España, Grecia, la
misma Alemania pese a lo difuso del denominado movimiento autónomo, igualmente,
sucede con Holanda, Suiza, Suecia y Austria. Lógicamente, se tradujo en un
aumento de compañeros y compañeras encarceladas.
¿Aparte de ustedes tenían referencia de otras CNA en Latinoamérica para
la época?
No. Es curioso pero en Latinoamérica no
existía ningún colectivo de la CNA
entonces pese a que también se produce un resurgir del accionar contestatario
ácrata por las mismas fechas –igualmente propensos a la acción directa y a la
propaganda por los hechos– especialmente en Uruguay, Argentina y, hasta cierto
punto, en Chile. Personalmente, considero que se debió a las características
propias del revivir de la tensión anarquista en esta región que, salvo raras
excepciones y colectivos e individuos de claro signo ácrata, en la mayoría de
los casos lo que se puso de manifiesto fue una especie de híbrido muy
particular, bajo premisas de síntesis o de plano, dentro de la óptica
izquierdista de la lucha armada y el foquismo, con una lógica burguesa
frentista y jugando el ajedrez de la polarización Este-Oeste y la denominada
“Guerra Fría”. Muchos de los “anarquistas”, así entre comillas, presos por esas
fechas en Latinoamérica se asumían “en transición hacia el marxismo” –repito,
salvo honrosas excepciones, de compañeros presos por expropiación y ataque
directo al Estado-capital– por eso, no se van a crear comités o colectivos
específicamente anarquistas de solidaridad sino que van a formarse
organizaciones de defensa de los derechos humanos y/o por la excarcelación o la
presentación con vida de estos combatientes, del tipo de Madres de la Plaza de Mayo, uniones de
familiares de presos y desaparecidos políticos, etc., etc.
¿Bajo qué contexto represivo específico deciden reagruparse?
Por esos años, en Estados Unidos,
vivíamos un contexto represivo muy particular que, sin duda, dio paso al actual
y, a toda esa bola de leyes draconianas, como el Acta Patriótica y otras
linduras –verdaderos paradigmas del Orden en democracia– Fue la Era Reagan-Bush ,
el padre (desde luego), que puso a flote lo peor del conservadurismo y la
ultraderecha norteamericana. Lo que se traducía en los hechos en un clima de
represión y hostigamiento, no sólo contra el accionar anarquista sino contra
todo lo diferente.
Fue una época de cacería de brujas, contra los homosexuales
y las lesbianas, contra los activistas sociales, contra las denominadas
“minorías”, contra la gente Negra, contra los latinos, los inmigrantes, los
pueblos originarios. El clima era propicio: Rambo era ejemplo del americano
políticamente correcto, la
Contra nicaragüense, los Escuadrones de la Muerte en El Salvador, los
Kaibiles en Guatemala y, los paramilitares en Colombia, eran la salvación de
América. Todo esto, claro está, permitía que el Estado te controlara hasta en
tu casa y se justificaba con la lucha contra el “Comunismo”en el contexto
internacional y, la Lucha
contra las Drogas, en el ámbito local. Se intervenían los teléfonos, comenzaban
a proliferar las cámaras de vigilancia. Todo esto conformó una opinión pública
conservadora que, mayoritariamente, aplaudía la represión y daba paso a la
formación de grupos neo-nazis que asumían de manera voluntaria las tareas
represivas del Estado.
¿Cómo iniciativa tenían contacto con otros grupos afines de la época?
Desde luego, desde que éramos parte de la CNA Florida , ya
estábamos en contacto con infinidad de secciones, también como CNA
Latinoamericana. Recuerdo que como CNA Latinoamericana manteníamos contacto de
manera estrecha con la CNA New
York –La compañera Jane era el eje de la CNA New York, por no decir que ella era la CNA New York– pero también
manteníamos lazos con CNA California que se ubicaba en la ciudad de San
Lorenzo; la CNA Knoxville ,
la CNA de
Dinamarca, la CNA
de Toronto; la CNA
Vancouver ; con la
CASPA , Coordinadora de Ayuda y Solidaridad a los Presos
Anarquistas en Madrid en el Estado español, con la Iniciativa de
Solidaridad con los Trece de Atenas, con el colectivo anticárceles de Palermo,
etc.
También tengo que
incluir a los compañeros de Neither East Nor West, que realizaban una labor de
denuncia de la situación de las cárceles de la llamada Europa del Este y las
campañas de excarcelación de compañeros anarquistas bajo los Estados
socialistas. Y, claro, manteníamos contacto con infinidad de proyectos e
iniciativas anticarcelarias de la época, muchas de ellas, con presencia tras
las rejas, como el Proyecto 1313 que llevaba desde la Penitenciaria de
Kansas el compañero Tim Goodwing, el Proyecto PURE, Prisoners United for
Revolutionary Education, el Comité contra la Represión en la Prisión de Monroe. También
manteníamos contacto con The Anarchist Black Dragon o El Dragón Negro
Anarquista, en castellano; publicación de denuncia anticarcelaria que se
produjo de 1978 a
1982, al interior de la
Penitenciaría del Estado de Washington, por un colectivo de
presos anarquistas, que culminó con el asesinato en prisión de Carl Harp en
1981 y el traslado a diferentes cárceles de Estados Unidos del resto de los
miembros del colectivo, con la intención de separarlos y desarticular la
iniciativa. Sin embargo, para 1988, Shane Green, uno de sus editores, intentó
continuar la producción de la publicación desde la Penitenciaría de
Utha, reimprimiendo algunos números atrasados.
¿Qué actividades realizaban?
Nosotros
dividíamos las actividades en dos rubros: Denuncia y solidaridad. Dentro de las
actividades del primero, editábamos la publicación bilingüe A Mayor, que se
hacía eco de todas las denuncias que salían de las cárceles, de cualquier parte
del mundo, del Estado español a Grecia o de Estados Unidos a Cuba, además de la
difusión de la Anarquía. Y ,
el segundo rubro, comprendía un amplio espectro que atendía desde la
solidaridad directa, realizando campañas internacionales por la excarcelación
de compañeros, colectando dinero para casos que lo requerían, haciendo bancos
de literatura anarquista para presos, hasta acciones concretas contra el
sistema carcelario específicamente y contra el Estado-capital, en general, que
se tradujeran en acciones de propaganda contra el sistema de prisiones y sus
representantes.
¿Recuerdas alguna campaña por la liberación de algún compañero de
entonces?
Claro. Ahora mismo me viene a la mente,
muy al principio de los ochenta –como 1982, 1983, por ahí, más o menos– la
campaña por Lorenzo Komboa Ervin, anarquista ex Pantera Negra, preso por
secuestrar un avión y desviarlo a Cuba; primero lo tuvieron en las cárceles en
Cuba, después en Checoslovaquia y, por último, en Estados Unidos. Fue una
campaña muy fuerte, a nivel internacional… Otra que recuerdo muy bien fue la
campaña por la excarcelación del compañero Pablo Serrano, de Valencia, por una
serie de atentados dinamiteros que había realizado en el Estado español. Me acuerdo
que uno de los cacharros había explotado en un bar cercano a una base militar
de la OTAN y,
desde luego, ninguna de las típicas organizaciones de derechos humanos toman
estos casos –como te comentaba anteriormente– y, claro está, también estaba ese
sector del denominado “movimiento libertario” que siempre sale con su discurso
hediendo a mirra oponiéndose a la vitalidad de la Anarquía y, tampoco se
hacen eco de estas campañas–Es ese “anarquismo” que tanto daño le hace a la Anarquía – Pasaba igual
con las campañas por la excarcelación del compañero Alfredo Bonanno. En las dos
campañas fue lo mismo. Una en que había sido encarcelado por el delito de
opinión, por la publicación de un folleto, creo que fue el Placer Armado; no
recuerdo bien. Y, una segunda campaña, en la que exigíamos la liberación de
Alfredo y la del compañero Giuseppi Stasi, que también había caído prisionero
junto a él durante una expropiación en Bergamo. La experiencia no fue
diferente: sólo las CNAs se ocuparon de las campañas por su excarcelación.
Y bueno, recuerdo
también la campaña del compa Ojore Lutalo, anarquista ex BLA (Black Liberation
Army)… que aún continúa en la lista de anarquistas presos de la CNA , con cadena perpetua por
expropiación. La campaña por la conmutación de la pena de muerte de Barry
Gibbs; la campaña por la excarcelación de los trece de Grecia; por la
excarcelación de Tim Goodwin y, de John Perotti, en Estados Unidos; la de Juan
Manuel Fernández Asencio, de José Granado Martínez, Matías Ripol y Alejandro
Mata Camacho, en el Estado español y, de Mario Inés Torres de Acción Directa,
preso primero en España, después en Francia y, por último, en Finlandia, país
éste al que había llegado en busca de asilo. La campaña por la excarcelación de
los compañeros y compañeras canadienses de Acción Directa; presos por un
atentado contra una fábrica de componentes para misiles. No me acuerdo ahora
del nombre de todos; sólo recuerdo a Brent Taylor y a Ana Hansen pero, eran
cuatro o cinco compañeros presos por la misma causa. En fin, eran muchísimas
las campañas porque eran muchísimos los compañeros y compañeras en prisión
entonces. Igual que ahora: tenemos muchísimos compañeros y compañeras presas en
Estados Unidos, en Canadá; un sinnúmero en el Estado español, infinidad en
Italia, Grecia. La lista es larga.
¿Por qué deciden separarse?
Bueno, de la misma manera que nunca
tuvimos un acta de nacimiento propiamente dicha, carecemos de un acta de
defunción (Risas). Nunca se llegó a una decisión de separarse; jamás hubo tal
decisión sino más bien, las necesidades fueron otras al proliferar y
multiplicarse los colectivos y las iniciativas anticarcelarias y de solidaridad
con los presos anarquistas y los presos sociales. Continuar aferrados a unas
siglas en sí, no tenía el menor sentido ni respondía a necesidades concretas:
la mayoría de los que animábamos la
CNA continuamos inmersos en diversas iniciativas anarquistas
y, lógicamente, involucrados en la solidaridad con nuestros compañeros presos y
en la lucha por la destrucción de las cárceles.
¿Viendo en retrospectiva consideran como positivo el legado de
ustedes como grupo?
Creo que los presuntos implicados somos
los menos indicados para llegar a tales conclusiones; además de que nuestra
experiencia está aún muy cerca en el tiempo como para poder hablar seriamente
de valorar dicha iniciativa. Quizá lo único que podría comentar como positivo
de aquella experiencia podría ser el haber roto con infinidad de tabúes que
eran constantes en los medios contaminados por la verborrea izquierdista y que
no permitían denunciar los oprobios de las mazmorras en Cuba, ni hablar de
compañeros anarquistas presos en las cárceles de los hermanos Castro ni en las
prisiones de la exURSS o la exRDA o Polonia –Con la excepción de los compañeros
de Neither East Nor West– Definitivamente, fue un parte aguas que permitió, en
1982, por citar un ejemplo, denunciar al mundo –con su respectivo eco en varios
idiomas en diferentes publicaciones anarquistas– la encarcelación de los
activistas agro-sindicalistas del Movimiento Zapata, el asesinato bajo torturas
de una de sus integrantes, Caridad Pavón, en Villa Marista en las salas de
interrogatorio del Departamento de Seguridad del Estado en La Habana y, la condena a
muerte de cinco de sus miembros.
¿Para las nacientes iniciativas de CNA que surgen actualmente en
Latinoamérica (Argentina, Colombia, México, etc.) que les aconsejarías como
parte de su experiencia?
Realmente considero que “aconsejar” no es
la manera y, en ese sentido, no tengo nada que aportar; prefiero hablar de la
experiencia colectiva que hemos acumulado durante los últimos 25 años de lucha
anticarcelaria y, de las mil y una manera de ser solidarios con nuestros
compañeros presos. Lo que nos demuestra esta experiencia colectiva es que no
debemos limitar JAMÁS nuestra lucha a las cuestiones legales ni agotar todos
nuestras fuerzas en pro de este tipo de recursos burgueses o dedicarnos a la
denuncia como única arma en la lucha por la destrucción de las cárceles;
debemos estar conscientes, consecuentemente con nuestras ideas, que cualquier
ataque concreto al Estado-capital es un acto de solidaridad con nuestros
compañeros y compañeras presas y, un golpe audaz en la lucha por la destrucción
de las cárceles.
¿Algunas palabras finales?
Creo que ya he dicho muchas pero, quizá,
faltaría plantear de manera concreta cuál debe ser realmente la práctica
anárquica de solidaridad con nuestros compañeros y compañeras presas y cómo
podemos atacar, en lo concreto, al sistema de prisiones ¿cómo comenzar a
destruir las cárceles en la práctica? Eso da para otra entrevista pero, de
momento, podemos releer a los compañeros italianos que han hecho bastantes
aportes al tema. Y, bueno, por último haría un llamado a ser críticos y severos
con toda la bola de liberales que en la actualidad intentan adueñarse de estas
siglas y desvirtuar el sentido contestatario y refractario de la Cruz Negra Anarquista
incluyendo en sus listas a agentes del aparato militar y de contrainteligencia
de cualquier Estado, como el caso de los cinco agentes cubanos presos en
Estados Unidos. Una cosa es que estemos contra el sistema de prisiones o sea,
por la destrucción de las cárceles y, otra muy diferente que hagamos campañas
por la excarcelación de agentes de contrainteligencia cubanos, israelitas,
chinos o gringos.
Que mañana encarcelen a cinco o diez agentes secretos
colombianos en las prisiones de Chávez o, viceversa, que agarren a un grupo de
agentes secretos venezolanos y los metan en las mazmorras de Uribe ¿Y…? ¿qué
carajos tiene que ver eso con nosotros? ¿desde cuándo tomamos partido por algún
Estado? Bueno, ya sabemos que hay un sector de liberales que siempre salen con
que hay Estados malos y Estados menos malos, desde los tiempos de Grave y
Kropotkin, hemos tenido que cargar con eso. Pero, para los anarquistas no hay
ni puede haber ese tipo de diferencias. Entonces, ocupémonos primero de las
necesidades de nuestros compañeros y compañeras presas por confrontar al
Estado-capital, donde quiera que se enmarque su lucha. Agotemos todas nuestras
energías y nuestra creatividad por excarcelarlos, por realizar acciones de
solidaridad con las compañeras y compañeros anarquistas presos, por los
millones de presos y presas sociales en el mundo. Después, cuando nuestro sueño
de demoler las cárceles se haga realidad, entonces, que salgan todos; aún
corriendo el riesgo de que muchos de estos lacayos de cualquier Estado quieran
construir nuevas mazmorras para colocarnos a todos tras las rejas. No importa:
aceptamos el reto, siempre estaremos dispuestos a darle rienda suelta a las
pasiones, a brindarle esas efímeras bocanadas de vida a la Anarquía. A vivir la Anarquía no a soñarla
¡Salud!
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