domingo, 7 de diciembre de 2014

EL ARQUITECTO DE LA REPRESIÓN:De cómo las teorías Lombrosianas estigmatizaron a los anarquistas.

Toda obra tuvo un origen y un arquitecto que con finas palabras y la opulencia literaria de la época justifico su obra magna. La represión como institución inherente al estado tuvo alguna vez su arquitecto. Un oscuro médico que a través de la ciencia y el estudio del hombre pretendió crear un canon del delincuente común y sobre todo una fina justificación para acabar con la molestia anarquista.  Esta es la historia de Cesar Lombroso y su legado.

El médico de Turín y sus enseñanzas
Cesar Lombroso pleno auge del positivismo publica su obra - L’uomo delinquence (1876)- profesor de psiquiatría y de antropología criminal de Turín (Italia), utilizo las técnicas del método científico especialmente la estadística, en su teoría de la existencia del tipo criminal, cuyos signos particulares externos son una serie de estigmas de formantes que evidencian que el criminal es, en la sociedad “evolucionada”- en realidad seria involucionada- la supervivencia de factores atávicos que lo equiparan al salvaje primitivo. A este tipo especial de personas denomina “criminal nato” categoría que comprende el loco moral y el criminal epiléptico.

La originalidad de este autor es adelantar una hipótesis explicativa de la delincuencia: el atavismo, es decir, la reaparición accidental de rasgos ancestrales desaparecidos en el curso de la evolución de la especie humana. Según su teoría el atavismo se manifiesta por una serie de estigmas presentes en todo criminal nato y exterioriza tanto en los factores craneales como en los anatómicos, fisiológicos y mentales. Es con la teoría lombrosiana, que el criminal comienza a ser considerado como un ente aparte, como una especie humana particular. Un desgraciado vestigio de antigüedad y un superviviente de la época prehistórica. Incluso Lombroso nos habla de la “herencia peyorativa” que se traduce en el traspaso de genes delictivos de una generación a otra. Ergo; delincuente será el hijo del delincuente y anarquista será el hijo del anarquista; cuestión bien improbable e incluso rara de ver –aunque en los círculos anarquistas, se pudieron apreciar padre e hijos anarquistas, por lo general, esto no se trasmitía a los nietos con la excepción de algunos casos- De este modo, la biología criminal, al explicar al individuo criminal con datos relativos al individuo detenido o condenado, crea un estereotipo del delincuente, basado en la patología. Y ya desde este inicio la criminología asimila en su explicación, al individuo condenado y al delincuente, reproduciendo y fijando el estigma de la delincuencia solamente en los actos y los individuos sobre los que recae el interés represor del sistema de control. Sus prejuicios sociales y raciales estarán influenciados por las teorías darwinianas de la evolución.

Pero el objetivo declaradamente perseguido por Lombroso y sus discípulos queda enfocado no hacia una organización distinta de la sociedad, sino hacia la eliminación de la conducta antisocial enfocada en la peligrosidad que comporta. Con ello se entra de lleno en el estudio medico-biológico-antropológico del delincuente, con la elaboración de un concepto médico básico, el de profilaxis criminal, con sus dos aspectos, la responsabilidad penal y el estado de peligrosidad. A partir de aquí, la pena privativa de libertad pasa a tener como función la “transformación del hombre”. Ergo, la transformación del rebelde social, en un individuo sumiso al sistema, en un vulgar proletario. Mientras que por otra parte, las nociones de castigo y arrepentimiento con sus implicaciones morales y legales, dejan de ser útiles, siendo reemplazadas por la noción de “rehabilitación”, concepto de netas implicaciones médicas. Y que se convierte en el fin último de la Cárcel. Cosa que a saciedad hemos demostrado como una falacia. 

La biología criminal, como fundamento teórico de la nueva política criminal rehabilitadora, es estimulada e internacionalizada, llegando a constituir la forma del pensamiento de la elite científica durante una larga época. La internacionalización de la nueva ideología de control social se realiza en el papel rector y hegemónico de los Estados Unidos de Norteamérica. Considerándose durante muchos años como la principal escuela criminológica.

Entre “reos pasionales” nos vemos
En 1894, Lombroso que ya para la época era toda una eminencia, publica su obra “Los Anarquistas” texto positivista encaminado a demostrar el estado neurótico y anormal de los antiautoritarios. Este nuevo libelo se enmarca en un contexto donde la “propaganda por los hechos” estaba en su mayor apogeo. Luigi Luccheni[1], August Vaillant[2], Emile Henry[3], Santos Caserios[4] y Ravachol[5] fueron sus elementos de estudio, jamás se examino a Kropotkin, Reclus o el pacifista Tolstoy, sino a los elementos más violentos del movimiento ácrata. Su obra cargada de subjetivismo, oscurantismo y racismo, establece a los anarquistas como “reos pasionales” personas altruistas, epilépticas y trastornadas, capaces de cometer actos abominables, como si se tratara de ogros modernos capaces de devorar su propia especie. Este texto será la carta magna usada por la policía mundial para imputar anarquistas y la testa coronada que nos daría a conocer dentro del ámbito policiaco. El sendero de la anarquía hacia las mazmorras se empezaba a despejar. 

Tiempos Modernos
Las modernas legislaciones contienen medidas de seguridad que continúan presuponiendo la existencia de personalidades defectuosas de índole biológica patológica. Por ello la medida de seguridad se aplica al individuó atendiendo a su anormalidad e implica en su tratamiento la consideración de carácter irreversible de la anomalía, lo que se traduce en el carácter totalmente indeterminado de la medida. En España las medidas de seguridad aparecen en el Código Penal de 1928, de línea correccionalista, y con posterioridad entran como ley especial en 1933 en la Ley de Vagos y Maleantes, la cual es sustituida por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social en 1970. Tanto la Ley como el Reglamento contienen normativas referidas a las explicaciones biológicas. En Venezuela tuvimos la infame Ley de Vagos y Maleantes a mediados de los 90´s y que fue anulada por su evidente inconstitucionalidad. Lo obvio y evidente de todo esto, es lo que las teorías de Lombroso establecen un derecho penal de autor y no de hechos. Es decir, que se va a juzgar a un individuo según su peligrosidad social, basándose en la subjetiva apreciación del juez y no en los actos que este hubiese cometido. Ergo; no importa que tanto infringiste la ley, si es que la infringiste, simplemente se te criminaliza, porque tu existencia es considerada nociva por el estado. Cuando lo justo –no entrare en polémicas sobre nociones tan desfiguradas como lo justo e injusto- seria que se te juzgase por los delitos cometidos y no por los que pudiste haber hecho

¿Y a que viene tanta alharaca? Precisamente por el hecho de que los estados están aplicando las teorías lombrosianas para tranquilizar a los incontrolados; veamos el ejemplo de Horst Fantazzini y Carlos Tesseri. Ambos fueron detenidos el 19 de diciembre de 2001 en Bologna (Italia) acusados del intento de robo a un banco. El arsenal incautado a los expropiadores consistía en dos cortapapeles, guantes de látex, medias de nailon y dos bicicletas para la fuga. Como se puede apreciar, bastante inverosímil de efectuar la confiscación. Pero esto poco importo, ambos sujetos eran notorios facciosos y anarquistas confesos; el primero era conocido en la subcultura policíaca como “el bandido gentil”, con un curriculum vitae de expropiaciones y un intento de fuga a sus espalda, el otro es una figura reconocida en los círculos extremistas. Ambos fueron imputados no por el delito, ni siquiera por la supuesta “tentativa” sino porque eran esos “reos pasionales” que nos habla Lombroso. Otro ejemplo es el caso de Austin Sherman, el webmaster de “Raise the first”  quien purgo una condena de un año en prisión por el carácter intransigente de su web, cosa además contradictoria ya que en EEUU la libertad de culto es una de sus principales divisas. O nos podemos remontar al famoso “Montaje Marini” donde Alfredo Maria Bonanno, Constantini Cavallieri y otros teóricos insurreccionalistas fueron imputados porque el capital de Berlusconi consideraba demasiado atávicos sus escritos. Lo cierto es, que Lombroso hoy reposa en los libros pero su idea, aún persiste en los ojos inquisidores del estado.

Esto demuestra la gravedad de un asunto aún por estudiar, el carácter subjetivo con que el sistema judicial ve o trata a los anarquistas; principales contrapoderes del estado. Es lo primordial en este tedioso artículo. Ver al anarquista como ese maniaco “pone bombas”, es herencia de las teorías lombrosianas. El estado no comprende y no entiende la organización anarquista ni mucho menos sus luchas, es por eso que lo toma como una causa perdida de descerebrados. Es por eso el doble daño causado por Lombroso a nuestra causa, el primero es la etiqueta de desquiciado que nos puso por medio de ridículos exámenes físicos y segundo el hecho de juzgarnos por lo que representamos y no por lo que hacemos, a diferencia de cómo es juzgada la demás personas. En conclusión, Lombroso es el arquitecto de la Inquisición democrática; de su figura solo heredamos la justificación burguesa para encarcelarnos. 



[1] Italiano, asesino de la emperatriz Elizabeth von Osterreich-Ungarn de Austria.
[2]  Francés, celebre por lanzar una bomba en el Palacio Legislativo.
[3]  Francés, de familia acomodada, acusado de lanzar una bomba en un café parisino en venganza por la muerte de Vaillant.
[4]  Italiano, acusado de asesinar al presidente francés Cannot.
[5]              Apodo de Francois Claude Koeningstein, francés que puso varias bombas en casas de jueces que instruían causas contra anarquistas u obreros. 

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