sábado, 6 de diciembre de 2014

MAYO ENTRE REJAS: Sobre los últimos casos de violencia carcelaria

Rodolfo Montes de Oca

Las cárceles del sistema parecen ser un eterno depósito de violencia, enajenación e insana ingobernabilidad. Venezuela ocupa uno de los primeros lugares respecto a violencia carcelaria en América Latina, incluso muy por encima de países como Colombia. En lo que va de año se han reportado 110 asesinatos en las cárceles del país y se han contabilizado más de 156 heridos. En los primeros tres meses los carceleros decomisaron 31 granadas, 2.112 armas blancas, 390 armas de fuego de fabricación carcelaria, 5.081 balas, 49 pistolas y 70 revólveres, en 129 requisas en diferentes penales del país.

El cosmos carcelario criollo cuenta con 32 centros de reclusión y con una población penitenciaria de 19.000 personas. Cifras elevadas para un país con apenas 25 millones de habitantes. Pero quizás lo más alarmante no sea la cantidad de presos, ni la cantidad de penales, sino la terrible violencia que en ellas se vive, producto no solo de la desidia social, sino también de las denominadas autoridades penitenciarias y agrupaciones delictivas que mantienen un monopolio sobre las prisiones.

Autosecuestros y Huelgas de hambre
La violencia comenzó el 1 de mayo en el penal de Yare I, ubicado en el Estado Miranda, con 2 internos muertos y 7 heridos, durante un motín y disputa entre bandas. Le seguiría un muerto y un herido en la cárcel de Sabaneta, 4 heridos de balas en la cárcel de Barinas, dos heridos en Rodeo I, uno en Yare II, otro en Tocuyito y Bolívar y para culminar con la orgía de sangre otro herido de bala en el Centro Penitenciario de los Llanos. El domingo 12 de mayo en la cárcel de Vista Hermosa en Ciudad Bolívar, más de ochenta personas permanecieron secuestradas voluntariamente o “auto-secuestradas” en solidaridad con sus familiares.


El 14 de Mayo, estalló en el Penal de la Pica, ubicado en el estado Monagas una huelga de hambre de más de 600 presos, mientras amenazaban a las autoridades locales de “radicalizar el conflicto” si no se les atendían sus demandas. Ya para el 18 de Mayo, más de trescientos reclusos que se encuentran internados en la cárcel de Yare II iniciaron una huelga de hambre en protesta por los abusos que cometen las autoridades contra la población penal, mientras que otros prisioneros ubicados en dos sectores de Yare I se cosieron la boca, en protesta. Paralelo a esto, en las cárceles de Barinas, Duaca y la Penitenciaria General de Venezuela (PGV) los internos se mantuvieron en ayuno durante varios días. Por su parte unos 450 internos de la Penitenciaría de Centro Occidente se unieron a las huelgas de hambre iniciadas por los demás presos.

El 28 de Mayo se registró la evasión de cuatro procesados que se encontraban en el Internado Judicial de Tocuyito, ubicado en el estado Carabobo. Las autoridades informaron que los reclusos lograron fracturar la cerca perimetral y así lograron ganar la calle. Además, una presa se escapó del INOF y otro preso huyó del Penal de los Teques, ambos ubicados en el Estado Miranda. En medios penitenciarios suele afirmarse que la fuga de un recluso equivale al pago de 100 millones de bolívares, pero en lo que va de año se han reportado 35 evasiones en las distintas cárceles del país.

Con el tiempo y con la intervención del Ministerio de Interior y Justicia, las autoridades penitenciarias y los defensores del pueblo las huelgas fueron cesando, mientras se hacían nuevas promesas en beneficios de la población penitenciaria. La excepción fue La Pica, que se mantuvo en “autosecuestro” hasta finales del mes.

¿Reivindicaciones o Justo derecho de reclamar lo que ha sido violado?
Las demandas siempre son las mismas, sobre todo las que tienen que ver con los retrasos procesales, hay que recordar que en las cárceles venezolanas, alrededor de un 47% de los privados de libertad no están procesados. Pero quizás la mas fuerte de las demandas después de los retrasos procesales, sea la de poner fin a los constantes cacheos y vejaciones que cometen las autoridades y la Guardia Nacional contra la población carcelaria. Los presos aprovecharon la oportunidad para denunciar que los traslados intempestivos de los reclusos potencian la violencia, entre otras razones porque los reos que se quedan pugnan por ocupar los espacios dejados por los dispersados.


Quizás el penal mas golpeado por la violencia institucional sea Yare I .Después de las requisas y las agresiones a los internos por parte del personal de seguridad, se les sumerge en la “megaletrina”. Se trata de un tanque de más de un metro de profundidad donde se encuentran los excrementos de la población penal. Aunque el castigo no es doloroso, provoca que las heridas de los presos se infecten. Los familiares de algunos privados de libertad, también lamentan que en ese recinto aún persista la medida disciplinaria conocida como la “nevera”, la cual es una habitación de reducidas dimensiones que en realidad es un infierno por las altas temperaturas a que son sometidos una vez adentro.

Otra de las demandas de los reclusos es la culminación del decomiso de agua potable por parte de las autoridades. Aseguran que los presos tienden a deshidratarse, así como nos informaban que una vez que los uniformados confiscan el líquido cobraban dinero por su devolución. En el argot penitenciario se le denomina “rescate” al mecanismo extorsivo.

Por su parte en Vista Hermosa una de las quejas se fundamenta en las inhumanas requisas que realizan las funcionarias de la Guardia Nacional en detrimento de las mujeres que acuden al centro de reclusión para visitar a sus familiares y amigos. Además de protestar contra los retardos procesales. También los presos exigen que se les reconozca el derecho que tienen de recibir la visita de sus hijos.

Poncio Pilato se lava las manos

Los recientes brotes de violencia carcelaria, son la expresión final de un largo problema de abandono y ceguera social, que ha convertido estas cárceles en verdaderos centros de exterminio. La reciente crisis no solo destapó una realidad colectiva detestable sino la corrupción imperante dentro de esa institución supuestamente reformatoria llamada cárcel.


Durante el “autosecuestro” de Vista Hermosa, fue detenido el director del Internado Judicial, Raimundo Vallejos, por su presunta participación en una red de extorsión que funcionaba dentro del penal. Según la Fiscalía, existen fundados indicios para señalar que Vallejos encabeza un grupo de funcionarios que se dedicaba a exigir fuertes sumas de dinero a los familiares de los presos a cambio de otorgarles beneficios y protección dentro de la cárcel. Además de esto en los últimos días fueron removidos tres comandantes de cárceles por estar presuntamente comprometidos con vejamenes y maltratos a los reclusos.


Otro hecho insólito fue la sustracción por parte de miembros de seguridad, de un lote de armas del Destacamento nº 57 de la GN, ubicado en la cárcel del Rodeo I. Fueron robadas 17 subametralladoras tipo Uzi, ocho fusiles tipo FAL y tres pistolas Browning, 9 milímetros. ¿Nos debemos preguntar si estas armas fueron sustraídas con la intención de venderlas a los líderes de las bandas que controlan diferentes penales del país? O ¿para qué las quieren? Las sospechas fueron mayores cuando trascendió a través de la prensa la investigación iniciada luego que se localizara en la cárcel de El Rodeo una subametralladora Uzi, la cual al ser chequeada se determinó que corresponde al parque de armas de la compañía que presta servicio de custodia en la cárcel de Yare.

En un comunicado, el Ministerio del Interior y Justicia y el Director de Custodia y Rehabilitación del Recluso -Erling Rojas- insistieron en atribuir el brote de violencia carcelaria a “agentes externos que con oscuros intereses quieren desestabilizar el sistema carcelario”. Es un claro ejemplo de cómo “lavarse las manos” frente a la crisis penitenciaria. Los grupos que trabajamos con preso/as políticos y sociales como la CNA Venezuela, no estamos interesados de ninguna manera en provocar actos de violencia sin sentidos dentro de las cárceles, nuestra labor está en prestar ayuda solidaria a lo/as preso/as sociales y político/as de forma pacifica y a introducir en esta sociedad mezquina, egoísta y ciega, el debate anticarcelario en vísperas de construir una sociedad libre sin regímenes agravantes que solo pervierten las mentes humanas como lo es en el caso de las cárceles. Ni queremos, ni nos interesan los actos de violencia. La violencia es la lógica del Estado y del Capital, NO la nuestra.

Ni los 150 millardos presupuestados por el Ministerio de Interior y Justicia para una red penitenciaria, ni la utilización de los médicos cubanos de la misión “Barrio Adentro” para sanar a los reclusos, acabarán con las miserias que generan las cárceles. Porque las cárceles estén donde estén, son dañinas y generadoras de violencia y destrucción. Por eso, más que nunca repetimos las palabras de Kropotkin; “Con excepción de unas cuantas mejoras, no hay mas nada que hacer, con las cárceles, sino demolerlas”. 

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