Rodolfo Montes de Oca
Las cárceles del sistema parecen
ser un eterno depósito de violencia, enajenación e insana ingobernabilidad.
Venezuela ocupa uno de los primeros lugares respecto a violencia carcelaria en
América Latina, incluso muy por encima de países como Colombia. En lo que va de
año se han reportado 110 asesinatos en las cárceles del país y se han
contabilizado más de 156 heridos. En los primeros tres meses los carceleros
decomisaron 31 granadas, 2.112 armas blancas, 390 armas de fuego de fabricación
carcelaria, 5.081 balas, 49 pistolas y 70 revólveres, en 129 requisas en
diferentes penales del país.
El cosmos carcelario criollo
cuenta con 32 centros de reclusión y con una población penitenciaria de 19.000
personas. Cifras elevadas para un país con apenas 25 millones de habitantes.
Pero quizás lo más alarmante no sea la cantidad de presos, ni la cantidad de
penales, sino la terrible violencia que en ellas se vive, producto no solo de
la desidia social, sino también de las denominadas autoridades penitenciarias y
agrupaciones delictivas que mantienen un monopolio sobre las prisiones.
Autosecuestros y Huelgas de hambre
La violencia comenzó el 1 de mayo en el
penal de Yare I, ubicado en el Estado Miranda, con 2 internos muertos y 7
heridos, durante un motín y disputa entre bandas. Le seguiría un muerto y un
herido en la cárcel de Sabaneta, 4 heridos de balas en la cárcel de Barinas,
dos heridos en Rodeo I, uno en Yare II, otro en Tocuyito y Bolívar y para
culminar con la orgía de sangre otro herido de bala en el Centro Penitenciario
de los Llanos. El domingo 12 de mayo en la cárcel de Vista Hermosa en Ciudad
Bolívar, más de ochenta personas permanecieron secuestradas voluntariamente o “auto-secuestradas”
en solidaridad con sus familiares.
El 14 de Mayo, estalló en el Penal
de la Pica ,
ubicado en el estado Monagas una huelga de hambre de más de 600 presos,
mientras amenazaban a las autoridades locales de “radicalizar el conflicto”
si no se les atendían sus demandas. Ya para el 18 de Mayo, más de trescientos
reclusos que se encuentran internados en la cárcel de Yare II iniciaron una
huelga de hambre en protesta por los abusos que cometen las autoridades contra
la población penal, mientras que otros prisioneros ubicados en dos sectores de
Yare I se cosieron la boca, en protesta. Paralelo a esto, en las cárceles de
Barinas, Duaca y la
Penitenciaria General de Venezuela (PGV) los internos se
mantuvieron en ayuno durante varios días. Por su parte unos 450 internos de la Penitenciaría de
Centro Occidente se unieron a las huelgas de hambre iniciadas por los demás
presos.
El 28 de Mayo se registró la
evasión de cuatro procesados que se encontraban en el Internado Judicial de
Tocuyito, ubicado en el estado Carabobo. Las autoridades informaron que los
reclusos lograron fracturar la cerca perimetral y así lograron ganar la calle.
Además, una presa se escapó del INOF y otro preso huyó del Penal de los Teques,
ambos ubicados en el Estado Miranda. En medios penitenciarios suele afirmarse
que la fuga de un recluso equivale al pago de 100 millones de bolívares, pero
en lo que va de año se han reportado 35 evasiones en las distintas cárceles del
país.
Con el tiempo y con la intervención
del Ministerio de Interior y Justicia, las autoridades penitenciarias y los
defensores del pueblo las huelgas fueron cesando, mientras se hacían nuevas
promesas en beneficios de la población penitenciaria. La excepción fue La Pica , que se mantuvo en “autosecuestro”
hasta finales del mes.
¿Reivindicaciones o Justo derecho de reclamar lo que ha
sido violado?
Las demandas siempre son las mismas, sobre todo las que tienen que ver con los
retrasos procesales, hay que recordar que en las cárceles venezolanas,
alrededor de un 47% de los privados de libertad no están procesados. Pero
quizás la mas fuerte de las demandas después de los retrasos procesales, sea la
de poner fin a los constantes cacheos y vejaciones que cometen las autoridades
y la Guardia Nacional
contra la población carcelaria. Los presos aprovecharon la oportunidad para
denunciar que los traslados intempestivos de los reclusos potencian la
violencia, entre otras razones porque los reos que se quedan pugnan por ocupar
los espacios dejados por los dispersados.
Quizás el penal mas golpeado por
la violencia institucional sea Yare I .Después de las requisas y las agresiones
a los internos por parte del personal de seguridad, se les sumerge en la “megaletrina”.
Se trata de un tanque de más de un metro de profundidad donde se encuentran los
excrementos de la población penal. Aunque el castigo no es doloroso, provoca
que las heridas de los presos se infecten. Los familiares de algunos privados
de libertad, también lamentan que en ese recinto aún persista la medida
disciplinaria conocida como la “nevera”, la cual es una habitación de
reducidas dimensiones que en realidad es un infierno por las altas temperaturas
a que son sometidos una vez adentro.
Otra de las demandas de los
reclusos es la culminación del decomiso de agua potable por parte de las
autoridades. Aseguran que los presos tienden a deshidratarse, así como nos
informaban que una vez que los uniformados confiscan el líquido cobraban dinero
por su devolución. En el argot penitenciario se le denomina “rescate” al
mecanismo extorsivo.
Por su parte en Vista Hermosa una de las quejas se fundamenta en las inhumanas
requisas que realizan las funcionarias de la Guardia Nacional
en detrimento de las mujeres que acuden al centro de reclusión para visitar a
sus familiares y amigos. Además de protestar contra los retardos procesales.
También los presos exigen que se les reconozca el derecho que tienen de recibir
la visita de sus hijos.
Poncio Pilato se lava las manos
Los recientes brotes de violencia carcelaria, son la expresión final de un
largo problema de abandono y ceguera social, que ha convertido estas cárceles
en verdaderos centros de exterminio. La reciente crisis no solo destapó una
realidad colectiva detestable sino la corrupción imperante dentro de esa
institución supuestamente reformatoria llamada cárcel.
Durante el “autosecuestro” de Vista Hermosa, fue detenido el director
del Internado Judicial, Raimundo Vallejos, por su presunta participación en una
red de extorsión que funcionaba dentro del penal. Según la Fiscalía , existen
fundados indicios para señalar que Vallejos encabeza un grupo de funcionarios
que se dedicaba a exigir fuertes sumas de dinero a los familiares de los presos
a cambio de otorgarles beneficios y protección dentro de la cárcel. Además de
esto en los últimos días fueron removidos tres comandantes de cárceles por
estar presuntamente comprometidos con vejamenes y maltratos a los reclusos.
Otro hecho insólito fue la
sustracción por parte de miembros de seguridad, de un lote de armas del
Destacamento nº 57 de la GN ,
ubicado en la cárcel del Rodeo I. Fueron robadas 17 subametralladoras tipo Uzi,
ocho fusiles tipo FAL y tres pistolas Browning, 9 milímetros . ¿Nos
debemos preguntar si estas armas fueron sustraídas con la intención de
venderlas a los líderes de las bandas que controlan diferentes penales del
país? O ¿para qué las quieren? Las sospechas fueron mayores cuando trascendió a
través de la prensa la investigación iniciada luego que se localizara en la
cárcel de El Rodeo una subametralladora Uzi, la cual al ser chequeada se
determinó que corresponde al parque de armas de la compañía que presta servicio
de custodia en la cárcel de Yare.
En un comunicado, el Ministerio
del Interior y Justicia y el Director de Custodia y Rehabilitación del Recluso
-Erling Rojas- insistieron en atribuir el brote de violencia carcelaria a “agentes
externos que con oscuros intereses quieren desestabilizar el sistema carcelario”.
Es un claro ejemplo de cómo “lavarse las manos” frente a la crisis
penitenciaria. Los grupos que trabajamos con preso/as políticos y sociales como
la CNA Venezuela ,
no estamos interesados de ninguna manera en provocar actos de violencia sin
sentidos dentro de las cárceles, nuestra labor está en prestar ayuda solidaria
a lo/as preso/as sociales y político/as de forma pacifica y a introducir en
esta sociedad mezquina, egoísta y ciega, el debate anticarcelario en vísperas
de construir una sociedad libre sin regímenes agravantes que solo pervierten
las mentes humanas como lo es en el caso de las cárceles. Ni queremos, ni nos
interesan los actos de violencia. La violencia es la lógica del Estado y del
Capital, NO la nuestra.
Ni los 150 millardos
presupuestados por el Ministerio de Interior y Justicia para una red
penitenciaria, ni la utilización de los médicos cubanos de la misión “Barrio
Adentro” para sanar a los reclusos, acabarán con las miserias que generan
las cárceles. Porque las cárceles estén donde estén, son dañinas y generadoras
de violencia y destrucción. Por eso, más que nunca repetimos las palabras de
Kropotkin; “Con excepción de unas cuantas mejoras, no hay mas nada que
hacer, con las cárceles, sino demolerlas”.
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