La victimólogia, es una rama de la criminología que se
encarga de estudiar las víctimas del delito en sus aspectos, biológicos,
psicológicos, morales, culturales y sociales, con el fin de precisar su rol
dentro de la acción delictiva. Esta disciplina tiene por objeto el estudio de
la persona agredida para determinar su relación con el delincuente y el papel
que desempeño en el génesis del delito. Elías Neuman diría que, “la victimólogia es una suerte de criminología, pero al revés”.
El criminólogo Mendelsohn en su afán de marañar más sus
teorías, clasifico a las víctimas de manera cualitativa según su grado de
participación en el delito y distinguió 5 tipologías que son; la víctima
inocente, aquella que nada hizo para desencadenar la acción. La víctima
provocadora, que es la que con su provocación incita al delito. La víctima
voluntaria; aquella que colabora con el victimario. La víctima agresora; que es
la que simula una agresión de la que no fue objeto y por ultimo la víctima por
ignorancia, que es la que en forma
irreflexiva provoca su propia victimización facilitando la actuación de su
agresor, en esta ultima encaja a la perfección el anarquista.
Y encaja a la perfección porque nosotros mismos provocamos
que se nos persiga. Desgraciadamente es así, muchas veces nuestras acciones son
las herramientas necesarias para que el estado nos reprima. Pretender que no lo
haga es una estupidez, porque seria ir contra la naturaleza coactiva del
contrato social del cual fuimos relegados. Es obvio que no somos seres gratos
para él, ni jamás lo seremos, representamos su antítesis, Cristian Ferrer diría
que seria inconcebible el concepto de estado sin sus antónimos, es decir,
nosotros. Por consiguiente no existe tal situación como la “criminalización” de los anarquistas, de
manera espontánea, sino que por lo general es buscada, esto se acentúa mas con
el hecho de que el estado aplica sus teorías lombrosianas con nosotros, es
decir que no se nos juzga por los hechos sino por lo que representamos, creando
de esta manera una victimización endógena. Inherente al rol social y lo que
representamos en la sociedad. Tampoco se nos
pueden aniquilar porque la práctica de un siglo de combate les ha
demostrado que por cada anarquista muerto, nacen dos en su nombre. Sin embargo
nos pueden controlar y mantenernos alienados en nuestras propias dinámicas que
es lo que han venido aplicando.
Entonces llegamos a la terrible disyuntiva del celebre ¿Qué
hacer? Si actuamos seremos criminalizados y evitarlos es imposible. La única
forma de romper la encrucijada no es la pasividad sino la creación de una red
global de asistencia legal, económica y teórica que brinde al compañero la
garantía de poder resistir detrás de los muros. La compañera Amanda Cerezo fue
profeta en esto, al decir que “si no
quieres problemas métete a boyscout y no anarquista” los problemas nos
persiguen y nos seguirán persiguiendo, eso grábenselo. Pero lo que si debemos
dejar a un lado es la actitud victimizante que siempre asumimos, es hora de que
el movimiento anarquista deje de ser un movimiento de resistencia, que solo
aguanta golpes para ser un movimiento de oposición y sobre todo de alternativa,
y en eso todos debemos poner nuestro granito de arena.
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