sábado, 6 de diciembre de 2014

EXTREMA VIOLENCIA, EXTREMA INDIFERENCIA

Rodolfo Montes de Oca

"Yo sé que mi hijo está muerto en vida, pero gracias a Dios que no apareció en la lista de los descuartizados"…
Amanda Rojas, madre de José Rojas, recluido en Uribana, procesado por el hurto de cuatro chivas lecheras en la localidad de Los Pilones (Edo. Lara)

El 2007 comienza como un año mágico para los detentadores del poder, la aplastante victoria sobre sus contrincantes electorales llena de aire el saturado espacio que detenta la “revolución” y sus adeptos. Pero el espacio penitenciario no cuenta con los mismos aires de victoria y de oxigenación del cual se vanagloria la burocracia chavista, todo lo contrarió el 2007 se estrena con una serie de aberrantes motines, que simplemente sirven de preludio para comprender los turbulentos tiempos que se aproximan.

Extrema violencia
El  pasado 2 de enero de 2007, se dio paso al nuevo año en materia penitenciaria con una riña en el penal de Uribana (Edo. Lara) por el control del poder dentro de la Penitenciaría, dejando un saldo de 16 reclusos muertos y más de trece heridos, según la versión oficial ofrecida en horas del mediodía por el jefe del Estado Mayor del CORE-4, coronel José Enrique Maldonado Dupuy. De acuerdo con informaciones obtenidas extraoficialmente, todos los líderes de los pabellones de mínima, media y máxima fueron asesinados y hasta mutilados en muchos de los casos, con chuzos, diferentes armas blancas y de fuego. El suceso, que se inició en la medianoche del lunes, dejó el resultado indicado y sólo en horas de la mañana se logró el control del penal.

En un primer momento se habló de una granada fragmentaria que habría volado y habría causado las muertes; sin embargo, esto fue rechazado por el jefe militar, al señalar que se trató de una riña originada por el control del penal larense. Entre los reclusos fallecidos se encuentra Wilmer Pastor Martínez, conocido como "el Minro", quien habría sido sentenciado por la muerte de la bailarina rusa, hecho sucedido hace algunos años en Barquisimeto. Como siempre ocurre en estos casos, familiares se apostaron a varios metros de las puertas de la cárcel, ya que el área fue tomada militarmente, y sólo pasada la una y media de la tarde conocían oficialmente el nombre de los reclusos muertos. En la morgue del Hospital Central las escenas de dolor y desesperación se multiplicaban, mientras las informaciones extraoficiales corrían de boca en boca de amigos, familiares y hasta curiosos.

Entre las víctimas fatales que dejó la reyerta se encuentran: José Rodríguez; Edgar Viera; Wilmer Martínez; Anderson Navas; César Peralta; José Martínez; Alí Otoniel Crespo; Wilmer Alvarez; José Colmenares; Osvaldo Vargas; Hilario Ramírez; Francisco Escalona; Oscar Pineda; Alberto Macías Alvarez; y Wilmer Salas. Mientras que entre los heridos están José Ollarves; Mario Alonso Alvarez; José García; Carlos Blanco; Hermes Rivero; Hernán Flores; Edinson Bastidas; Jorge Hernández; Wilfer Lucena; Ernesto Mora; Israel Flores; Jesús Alvarado; Enderson Miguel; Luis González; y Felipe Rodríguez.

Como es de esperarse el milico mayor del CORE-4, se lleno la boca diciendo que "ya está controlada la situación" aplicando para ello la reorganización de la cárcel, el traslado de los reclusos implicados en los crímenes. Designando unos 200 hombres de la Guardia Nacional para reforzar la vigilancia en las áreas externas del penal, mientras que los funcionarios del Ministerio de Interior y Justicia trataban de controlar la zona interna. Además de estas medidas, las “autoridades” decidieron arbitrariamente el traslado de los implicados a diferentes penales del país; entre ellos el de Guanare.


Después de la matanza del lunes, el miércoles 3 de enero, seis de los reclusos trasladados de Uribana a Guanare, murieron en una riña colectiva. Se rumora que fue un acto de venganza por los acontecimientos del penal larense. Los asesinados fueron identificados como Antonio Gerardo Sangronis Mendoza (32); José Francisco Perozo (23); José Manuel Chirinos Morales (35); Jesús Gabriel Escalona Alvarado; Lucas David Díaz Alvarado (26) y Antonio Gerardo Torres.

El domingo siete de enero; en el pabellón de máxima seguridad de la cárcel de Sabaneta se produjo otra masacre, cuando varios reos adscritos a esta instancia se enfrentaron con reclusos del área de reeducación, presuntamente por el control de los espacios. El balance mortal confrontación fue el de tres muertos y cinco heridos, como dato insólito uno de los heridos es la joven de 18 años de edad, Dixiana Chacón, residente en el sector la Matancera, aledaño a la cárcel de Sabaneta, recibió un disparo por la espalda de un Fusil Automático Liviano (FAL) el arma reglamentaria de la Guardia Nacional. Mientras veía cómodamente la televisión en la sala de su casa.

Los fallecidos en la reyerta de Sabaneta son: Albenis José González Chourio, de 25 años, alias "Pa' Gordo" (quien purgaba condena por el delito de homicidio calificado), Layson Urdaneta González, de 28 años, mejor conocido como "el Gordo Layson"(preso por homicidio simple frustrado), y Leander José Leal Atencio, de 26 años, apodado "el Chuky" (por robo de vehículos).

Extrema Indiferencia
La población venezolana se ha acostumbrado a vivir con los desastres que se generan en las prisiones, como si de algo natural se tratara. Pero quizás  lo más odioso de la situación es ver la indiferencia y dejadez con que los estatistas rojos observan la situación. Empezando por el nuevo y flamante Ministerio del Interior y Justicia (MIJ), Pedro Carreño, que se abstuvo de confirmar la información sobre los motines, aunque indicó que la directora general de custodia y rehabilitación, Fanny Márquez, había viajado a Guanare para conocer la situación e informo que impulsará la  remodelación de las 25 cárceles del país como si la llegada “milagrosa” de la Directora de Custodia fuera a detener la violencia entre reos y el absurdo hecho de que “remodelando” ha una institución caduca y obsoleta que jamás ha cumplido su fin ultimo, fuera a mejorar la situación carcelaria...

El que si se pronuncio pero haciendo gala de su cinismo característico fue el Defensor del Pueblo, Germán Mundaraín, lamentó los hechos de violencia que se han presentado en los dos centros penitenciarios y la situación general en la que se encuentran las cárceles venezolanas, porque "empaña los reconocidos avances que (en materia de derechos humanos) se han producido en otras áreas de la sociedad". El aberrante descaro con que actúan los personeros del estado venezolano pareciera ser una condición “sine qua non” para desempeñar el cargo que les asignen.

Otro en hacer gala de “caradurismo” fue el director de Sabaneta, Elí Ramón Salgado, el cual agrego que “todo está normal, lo sucedido anoche fue producto de un enfrentamiento entre reclusos de máxima seguridad y del denominado "penal". Los primeros intentaron pasar hacia donde estaban los segundos y éstos los agredieron y los mataron con armas de fuego.” Como si de animales se trataran mostrando un claro desprecio a la vida humana de los reclusos.

Como hubiese de esperar la Corte Interamericana sobre Derechos Humanos, se pronunciaron demostrando su “preocupación” por la situación carcelaria en Venezuela. Pero como de costumbre simplemente se quedo en un texto impreso y reproducido a doquier por la prensa burguesa y cuasi-revolucionaria de este enclave caribeño.

El ciclo mortal
La extrema indiferencia con la cual las autoridades y la sociedad en general ven la situación penitenciaria lleva inconmensurable mente a la extrema violencia, como si de un ciclo mortal se tratara. La inasistencia, la dejadez, la clásica justificación en un estado donde cualquier arbitrariedad tiene una justificación- valga la redundancia-. Son de alguna manera los detonantes de estas acciones vandálicas que solamente beneficia a las “autoridades” penitenciarias; principales instigadoras en la introducción de armas dentro de las cárceles. “Divide y reinaras” dice un refrán popular, y esto es lo que se aplica en nuestras prisiones. Para evitar la fuga y cualquier motín que busque la mejora penitenciaria, las “autoridades” se encargan de fomentar las riñas entre bandas rivales para que estas se dediquen a disputarse los “territorios” y  de esta manera mantener una tensa calma dentro de los Centros de Reclusión.


Uribana, Sabaneta y Guanare son acciones premonitorias de lo que puede seguir ocurriendo. 8 años de “revolución” bolivariana ha sido equivalente a 8 años de negligencia penitenciaria; la deuda social con el sector más olvidado de la sociedad venezolana es inmenso. Ni remodelación de cárceles ni presupuesto para mejorar los recintos, como anarquistas exigimos la libertad de todos los detenidos y la sustitución de la prisión por medidas más humanas, que no lleven la carga de la privación de la libertad. Alejándolos de la sociedad y recluyéndolos detrás de los barrotes ni se paga el daño cometido ni se rehabilita al individuo, todo lo contrario se deprava. No se si el “socialismo” se gana peleando como dicen los maoístas, lo que sí se es que la  libertad se conquista peleando y exigiendo lo justo, desde aquí el llamado no es solo al movimiento antiautoritario local, sino al genero humano en general, para que de una vez y por todas poner freno al sistema carcelario. Organizar para ya, una extensa red de complicidad que denuncie las arbitrariedades que se suscitan en las prisiones; romper el morboso silencio del cerco informativo, que se organicen los afines en pequeños grupos que actúen según sus medios y estrategias a seguir, al margen de cualquier partido o hábil dirigente que pretenda monopolizar la lucha anticarcelaria, que se profundice y se estudie el principio abolicionista, todo esto al margen de la violencia irracional que es la estrategia del estado. Sin más que decir, esperando con ansiedad el día en que caiga los muros de Jericó, y que la palabra prisión sea sinónimo de demolición en los diccionarios. ¡¡¡Abajo los muros de las prisiones!!!

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